Realizamos un curso técnico de escalada en hielo en la zona de Las Cuevas. Ideal para montañistas y escaladores.
Esta vez, desde la Capitanía de Andinismo, propusimos un curso para trabajar técnica de escalada en hielo en la zona de Las Cuevas, Mendoza. Se realizó los días 7, 8, 9 y 10 de julio.
Es un programa de 3 a 4 días que promueve el aprendizaje y desarrollo de herramientas para la progresión segura en terrenos con hielo y nieve, dirigido por instructores profesionales. Adjunto encontrarás un manual en pdf con contenido teórico.
Se goza de la comodidad de comer y dormir en refugio, todo un lujo para los que estamos acostumbrados a las inclemencias del invierno en la montaña.
Este primer grupo fue integrado por Facundo Beltrán, Ramón Iturriaga, Joaquín Iturriaga, Marcos Ansaldo y Juan Borda Rojas. La mayoría con experiencia en escalada y manejo de cuerda lo que facilitó el rápido progreso en las paredes de hielo. Les recomendamos este programa y si se arma nuevo grupo con o sin experiencia, pueden escribirnos a andinismocuba@gmail.com y quizá hay segunda camada en agosto ¡Contactanos! A continuación compartimos la crónica de Ramón Iturriaga.
Arranca el viaje. El día anterior con los nervios de la preparación del bolso, viendo que no falte nada del equipo, de abrigo e indispensable la picada para la ruta. Salimos al día siguiente de madrugada y después de 1.164 kms y 11 horas aproximadamente (parando a comer), llegamos a Las Vegas (2000 msnm) donde empezó nuestra aclimatación de altura y buen vino mendocino para entrar en calor.
Al día siguiente temprano nos informaron el cierre de la ruta 7 a la altura de Uspallata, así que estuvimos evaluando opciones para pasar. Finalmente subimos disfrutando de los paisajes montañosos hasta llegar a Penitentes, cerca del mediodía. Allí nos hospedamos en el Refugio Campo Base (2700 msnm).
Día 1: aclimatación de piernas y altura
Teniéndolo tan cerca no pudimos esquivar la caminata hasta la laguna Horcones para ver la cara sur del Aconcagua, realmente imponente, estando ahí te hace entender la locura de tantos por pasar veinte días intentando subirlo. Motivados después de ver el Aconcagua, hicimos una caminata al Cristo Redentor llegando a los 3400 msnm donde la noche incipiente y la baja y decreciente temperatura nos empujó a regresar al refugio. Muy conformes con estos primeros pasos volvimos a degustar una picada y festejar estar ahí. Tincho, el refugiero, nos preparó un increíble guiso de lentejas bien calentito, que nos mandó a dormir temprano.
Día 2: primeros pasos en el hielo
Primer día del curso, a las 8 am los guías Mandy y Mauri ya nos estaban esperando para salir, nos tomamos responsablemente el ritual de preparar el equipo, importantísimo que no le falte nada a nadie. Recién ahí arrancamos para la cascada en zona peligrosa, en Las Cuevas.
Para varios de nosotros era la primera vez, así que primero lo primero, cómo caminar, vimos la progresión con crampones: el paso polaco (pato), paso francés y paso mixto. A gusto de cada escalador.
Para empezar a familiarizarnos vimos la diferencia entre piolet y piqueta; piolet es más técnico normalmente, tienen martillo y pala. Por el otro lado la piqueta es de travesía. Pudimos probar todos los estilos para entender en la práctica cómo funcionan.
Los guías armaron una cuerda de vida desde el lugar donde dejamos las mochilas hasta el pie de vía, donde nos vinculamos todos porque había bastante exposición. De ahí mismo se armaron dos reuniones en las que nos dieron técnica de cómo clavar los piolets y crampones al hielo sumado a posición del cuerpo. Probamos subir todos de top que ya es una experiencia increíble, pero por lo visto los guías nos sintieron confiados y tuvimos nuestra primera prueba cada uno de primero con la vía equipada. Una vez que te das cuenta con la firmeza que se enganchan los crampones y piolets al hielo, te sentís imparable.
Lo último que vimos fue cómo colocar los tornillos en el hielo, concepto que retomaríamos al día siguiente.
En el refugio tuvimos devolución de los guías sobre cómo nos habían visto pero también nos pidieron críticas constructivas de cómo nos sentimos con sus explicaciones. Como aspectos a mejorar para el día siguiente repasamos la seguridad del pie de vía y cómo ir de primero.
Muy satisfechos por la experiencia completa, y después de un vino para relajar las tensiones del día, nos fuimos a dormir temprano para arrancar 6.30 am al día siguiente con todas las pilas nuevas.
Día 3: aprender no solo el cómo, sino el por qué. Nos dieron la caña de pescar, no solo el pescado
Salimos como resorte nuevo bien temprano de vuelta para la cascada de zona peligrosa, pero esta vez a una parte más vertical para sumarle técnica. Repasamos conceptos del día anterior.
Vimos dónde, cómo y qué tipo de tornillo colocar en cada lugar (reuniones, chapas, descuelgue... se usan distintos largos y palancas).
Vimos también los distintos tipos de hielo, más en detalle el hielo fusión, que son las cascadas, ya que el agua se va congelando y acumulando a medida que cae. En cambio el hielo glaciar es más duro y mucho más antiguo.
Para ir tomando confianza la primer subida fue de top colocando algún tornillo, y después ya probamos de primero colocando nosotros el equipo completo (tornillo y expreses). Con esto ya nos dieron la fórmula para poder subir de forma segura una cascada de hielo de punta a punta.
Ahora falta bajarla...
Terminando el día vimos la forma de hacer descuelgue en hielo, dejando equipo, la que más nos recomendaron fue la famosa técnica de avalakov. Probamos todos armando nuestro propio avalakov haciendo el agujero pasante en el hielo con un tornillo largo para después, por ahí mismo, pasar un cordón de lado a lado para usarlo de reunión al bajar, que queda arriba en el hielo una vez que baja el último.
Antes de bajar repasamos la técnica de rapel de conformidad a lo más actualizado por la UIAA. Para demostrar lo confiable que es, bajamos los 5 por un avalakov bien hecho que no asustó ni un poquito.
Vimos diferencia entre los distintos nudos para asegurar rapel Prusik y Machard, siendo el Machard el más recomendado para situación de cuerda mojada o congelada, como en la que estábamos, ya que tiene mayor fricción y frena más.
Como dato, en el curso se usa únicamente placa y no grigri para estar siempre más atento, además de que no serviría para rapelar obviamente, te quedás a vivir arriba.
Después de estar 11 horas colgados en la cascada congelada con bastante viento y frío, nos volvíamos llenos de data y euforia por todo lo que habíamos aprendido nuevo, conviviendo siete personas en una pared de hielo expuesta, comiendo y bebiendo, todo eso sumado a la experiencia adrenalínica de ir de primero que es algo inigualable, por lo que te olvidás de todos los malestares climáticos que estás pasando y solo visualizás cómo picar hielo hasta arriba.
Aprendimos a confiar en el material, está todo recontra probado. Desde la cuerda de vida donde estuvimos gran parte del tiempo aprendiendo cosas antes de escalar, hasta el Avalakov para bajar rapelando.
Día 4: la felicidad no es un destino, es el camino
Nuevamente con muchas ganas de aprovechar el día nos levantamos 6.30 am. El objetivo era ambicioso, pero posible. Llegar en un trekking hasta una cascada en la Quebrada de Matienzo, y escalar ahí.
Antes de arrancar, los guías nos repasaron la famosa teoría de capas, que es muy importante para trekking como el que íbamos a hacer este día, con cambios de temperatura, clima, y desniveles.
- Primera capa (primera piel): preferentemente polipropileno, para mantener el calor pero que respire y permita que salga la humedad y transpiración y así mantener seco el cuerpo.
- Segunda capa: micropolar fino para abrigo, la principal función es mantener el calor.
- Tercera capa: membrana impermeable pero respirable (goretex, ultrex, drytex, etc)
- Y por último, se puede agregar una capa adicional para cuando uno está estático: pluma artificial, o duvet (pluma de pecho de ganso) para mantener todavía más el calor corporal.
Ya sabiendo esto arrancamos a patear, pero dadas las condiciones de nieve blanda no pudimos meter el ritmo necesario para ir y volver en el día, por lo que, a mitad del camino, los guías nos plantearon esto y entre todos tomamos la decisión de que era mejor frenar hasta donde habíamos llegado, realizar alguna actividad y volver.
¿Buena suerte? ¿Mala suerte? No lo sé.
Para aprovechar el increíble lugar donde estábamos hicimos una clínica de auto detención al pie del Cerro Pedro Zanni, de frente al Cerro Matienzo. Vimos las distintas herramientas de progresión que tenemos. Vimos las diferencias de pendientes y condiciones que pueden generar avalanchas/aludes para estar atentos a futuro. Información muy valiosa para la supervivencia en montaña.
Para esquivar la acumulación de nieve en las zonas altas y hacer más inolvidable todavía la experiencia, volvimos con crampones caminando sobre el arroyo Matienzo congelado. Aprendimos en la práctica a distinguir los distintos grosores de hielo y pasos para ir cruzando de lado a lado el arroyo de forma segura.
Luego de 21 kms entre ida y vuelta que se nos pasaron volando, volvimos a las 17hs al punto de salida.
Llenos de adrenalina, anécdotas y conocimiento, al día siguiente pegamos la vuelta a casa por la ruta 7, disfrutando los cambios de paisajes. A decir verdad, algunos no aguantaron y se durmieron casi todo el viaje. Se dice el pecado y no el pecador.