En una soleada tarde de sábado, los juveniles golearon y se llevaron un recuerdo inolvidable.
Después de levantarnos, teníamos que volver a sumar de a tres.
Tarde de sábado y CUBA viaja a Mapuche. No fue un partido más, jamás lo olvidaremos.
Al entrar al campo de juego, miramos y notamos que algo andaba mal en el rival: "¿Les faltan jugadores?" nos preguntamos todos. Eran 9. Arrancó el partido y con la superioridad numérica nos vimos obligados a tomar la iniciativa. Intentamos y costó, el gol no llegaba. Finalmente nos pusimos 1-0. Poco nos duró. En un contraataque nos igualaron, sí, con 9 nos empataban: 1-1. Para peor, el capitán cubano falló un penal, seguimos 1-1. Parecía imposible ganarle al destino. Pero no desesperamos.
Con calma e intentando, llegaron los goles. 3-1 arriba al entretiempo. El rival no mostró reacción. Pese al ingreso de un décimo jugador, el local no reaccionó al golpe y empezó a jugar un segundo tiempo donde fue todo de CUBA.
Me sitúo ahora en uno de esos momentos tan lindos y memorables que tiene el fútbol: faltan 5 minutos y la visita gana 8-1. El rival pide la hora. Pero lo mejor aún no llega.
CUBA maneja la pelota y hace prácticamente lo que quiere. Dos desbordes de Juan Raggio que serán recordados por siempre.
El primero finaliza en un pase a la red de Nacho Lozano. El volante por derecha, nacido en inferiores, convirtie su primer gol oficial con la camiseta azul y negra. Motivo de sobra para celebrar y este gol se grita más fuerte que los otros 8. Premio para él y, además, para el hincha fanático de su padre. La sonrisa con la que volveríamos a Fátima no podía ser más grande, o eso creíamos.
Ya jugabamos para el Colo, para que concrete el tan ansiado gol. Este equipo tiene una gran humanidad. Gritar el décimo gol con tanta locura lo demuestra. Pase al medio y solo tiene que empujarla. Pero no es tan simple. En esa pelota puede finalmente terminar la maldición. La maldición que lleva desde cadetes. La que lo llevó a fallar en esas situaciones claras. La que lo dejó tantas veces en off side. La que hizo que le cometan la tan famosa falta en Highland a metros del arco. La que estaba por romperse.
Recibe solo a metros del arco el Colo, entonces sí, se escucha a Bauti decir "por favor" en el video, se quedan todos detenidos mirando la resolución. Esta vez, el Colo, Ignacio Manuel Vassallo, rompe la maldición. La manda a guardar. Grito eufórico de todos los cubanos presentes. Ingresan suplentes y todos cruzan hasta el área rival para fundirse en un abrazo que ni soñando hubiese sido tan lindo. Ya no importa haber ganado, el foco está en él. Cruza mitad de cancha y grita: "Vamos CUBA que esto no termina". Mirá si no será un distinto, ganando 10-1 y sigue metido. ÚNICO.
Termina el partido y CUBA vuelve a sumar de a tres. Qué mejor que verte en la tabla de goleadores Vassallo! El sábado nos sacaste una sonrisa a todos, gracias Colo.
-Se rumorea que el Colo será titular el sábado, tiemblan todos los titulares-
#EsElColoVassallo
#ChauMaldición
Por Felipe Pollitzer.