Dejando atrás la infancia, estos jugadores avanzan hacia el rugby juvenil, llevando consigo valores y lazos que durarán toda la vida.
La M14 de CUBA, compuesta por 77 chicos, vivió una experiencia inolvidable en Bariloche del 10 al 13 de octubre. Este viaje no solo marca el cierre de una etapa importante, en la que los chicos dejan de ser infantiles para convertirse en juveniles, sino también una oportunidad de reflexión sobre todo lo que han recorrido para llegar a este momento.
Acompañados por 11 entrenadores y alojados en el Refugio de CUBA en el Cerro Catedral, los chicos no solo enfrentaron desafíos dentro de la cancha, sino que también vivieron la aventura de subir montañas, por terrenos tan diversos como la vida misma. Con subidas y bajadas, piedras, nieve y barro bajo sus pies, el camino fue una metáfora perfecta de su evolución como personas y jugadores. Al igual que en el trekking, enfrentaron momentos de esfuerzo, temperaturas cambiantes y desafíos imprevistos, pero siempre avanzaron, apoyándose en sus compañeros y demostrando que están listos para enfrentar cualquier reto, dentro y fuera del rugby.
El viaje los llevó al Club Los Pehuenes de Bariloche, donde fueron recibidos calurosamente, y compartieron cancha con San Martin de los Andes Rugby & Hockey Club y Dina Huapi Rugby Club de Dina Huapi, municipio vecino a Bariloche. Más allá de los partidos, lo que se destacó fue el crecimiento de estos chicos. Muchos de ellos comenzaron su recorrido en CUBA a los 6 años, cuando los entrenadores les ataban los cordones de los botines. Hoy, son jugadores completos, capaces de enfrentar con confianza los desafíos que el rugby y la vida les ponen por delante.
El rugby enseña que no importa cuántas veces caigamos, sino cómo nos levantamos para seguir adelante. Esta gira no solo fue una oportunidad para poner en práctica esas lecciones, sino también para reforzar valores como la humildad, la disciplina, el sacrificio y el respeto. Los chicos no solo han crecido como jugadores, sino también como personas, preparándose para el "partido de la vida".
Además, esta gira reforzó los lazos de amistad que unen a esta camada. Los chicos que comenzaron este camino juntos han forjado relaciones que van más allá del deporte, y que sin duda los acompañarán en cada paso de su vida.
El objetivo principal de esta gira fue seguir fomentando la educación y la formación de nuestros jóvenes, guiándolos en su evolución como jugadores y como personas. La vida sana y los valores del rugby —solidaridad, amistad, esfuerzo, sacrificio, y buena conducta— fueron el eje central de esta experiencia inolvidable.
Seguramente el Club será un punto de encuentro para esta camada que con su corazón Azul y Negro seguirá recordando esta gira y todos los años andando juntos con la pelota en las dos manos, yendo para adelante.