Los comienzos de esta sede representan un ejemplo de lo que puede lograrse merced al entusiasmo, la fe y la solidaridad de los socios. El 31 de marzo de 1948 CUBA tiene que entregar a OSN el campo de deportes que disponía al lado del Club Atlético River Plate, donde hoy se encuentra el Club Hípico Argentino. Las autoridades del Club habían solicitado una prórroga de la concesión a OSN pero ésta dependencia la negó y ante el fracaso en tratar de conseguir alquilar algún otro campo de deportes, CUBA se ve obligado a entregar las instalaciones, momento en el cual más de 10 instituciones amigas ofrecen sus instalaciones y canchas para que los socios puedan seguir practicando sus deportes.
Se decide más tarde designar una subcomisión "pro campo de deportes previo" presidida por Gastón Lacaze. También se designa otra subcomisión "de Financiación del Campo de Deportes Propio" integrada por Ismael V. Mercado, Claudio Peluffo y Horacio Méndez Carreras.
Al principio piensan que algún propietario de tierras ubicadas en las inmediaciones de la Capital pueda venderles en condiciones favorables una extensión adecuada para sus instalaciones especulando con la valorización de las restantes. Esto no resulta como tampoco obtener un crédito bancario, por lo cual se decide que la única manera es contar solo con la ayuda de los propios socios.
La nueva idea es, entonces, buscar y comprar un terreno, lotear parte de él entre los socios a un precio que cubra el total de la operación y reservar el resto para instalar las dependencias del Club. Revisaron muchos terrenos hasta dar con el que hoy ocupa la sede, conveniente por la calidad de su tierra y cercanía a la estación pero inconveniente por la forma de pago, sin ninguna facilidad. La CD decide comprar 37 hectáreas en $1.440.000 pagaderos al contado a los 45 días.
Ahora había que reunir el dinero. Los 45 días no eran suficientes para estudiar y fraccionar para luego vender los lotes, pero tenía que haber una solución. Lo que se hace es ofrecer en venta a los socios 200 lotes de 500 mts.2 cada uno y la ubicación dentro del fraccionamiento se efectuaría mediante un remate sin base entre los adquirentes. El resto sería el campo de deportes. El primer día se venden casi todos los lotes ofrecidos. Así se reúnen los $1.400.000 y los $40.000 restantes se consiguen mediante un crédito bancario. CUBA firma la escritura de compra el 31 de diciembre de 1948. Posteriormente se adquiere una extensión de terreno colindante de 58.000 mts 2 . Los trabajos a realizarse en el terreno adquirido son puestos bajo el control de una subcomisión presidida por Alberto J. Mitau e integrada por Sylla Monsegur, Jorge C. Benítez Cruz y Adolfo E. Holmberg. Se alambró, se hicieron las canchas de rugby y se dispuso un galpón como vestuario. Colaboraron en la construcción de la cancha de golf Raúl Lottero Lanari y Manuel J. Campos Carlés, mientras Mariano Demaría Sala efectuó el diseño de la cancha en forma totalmente gratuita, a la vez que asesoró en la construcción a cargo del profesional Pedro Churio.
Ante la imposibilidad de realizar todas las obras propuestas simultáneamente, se comenzó por el vestuario adjudicando el trabajo a los arquitectos Jorge O. Riopedre, Juan Cáceres Monié, Alfredo L. Guidali y Juan Kurchan. La obra fue realizada por la empresa Christiani & Nielsen. El edificio comenzó a construirse en marzo de 1951 y a fines del año siguiente ocurrió lo propio con la pileta de natación.
Producida la intervención del Club, cuando se recupera la institución la situación es muy difícil. Pocos socios, muchas deudas y las obligaciones contraídas están vencidas. Se vendieron terrenos de propiedad del Club, algunos sobrantes del loteo y otros reservados para playa de estacionamiento. Una vez en condiciones de afrontar las obras se designó otra subcomisión para estudiar el problema, integrada por Mario Aranguren, Ezequiel de Bardesi, Claudio Peluffo y Alberto j. Mitau. Concluyeron que era más conveniente no construir un edificio nuevo sino ampliar el existente con las comodidades necesarias. Debe dejarse constancia del aporte de "Los Tábanos", simpático y singular club formado por socios de CUBA que al disolverse y vender su propiedad en el Tigre, donó su producido para la construcción de las primeras canchas de tenis de la Villa. Esta sede tomó el nombre de Felipe A. Justo en homenaje al presidente del club que fallecía por esos días y había trabajado mucho para llevar a cabo este campo de deportes.
(Extraído de "Historia del Club Universitario de Buenos Aires, 1918-1968")
Fotos provistas por la Fototeca del Club