La tormenta del viernes amenazaba con empañar el desarrollo del 22° encuentro anual de escuelas de Optimist. Sin embargo, el sol del sábado por la mañana calentó las expectativas que estaban latentes y de a poco empezaron a llegar los navegantes al Club Náutico San Pedro.

Como en una misa ricotera, pero en este caso náutica, todos buscaban rápido sus lugares para armar las carpas, gazebos, ocupar los espacios de parrilla y poder seguir siendo cocodrilos sin convertirse en carteras.

La apertura oficial arrancó con el desfile inaugural, donde CUBA se destacó por ser la tropa más numerosa con 32 inscriptos, y continuó con juegos en el agua cerca del mediodía para refrescarse del calor que ya había llegado para quedarse.

Por la tarde llegó la hora de las regatas, la categoría pre principiante se adentró en el río Baradero mientras los chicos de escuelita navegaron por la bahía a la vista de todos los padres.

Una vez que bajó el sol, la tarde noche continuó con un pancho party y fogón para los chicos, mientras las familias disfrutaban compartiendo charlas y los sandwichs que salieron de la parrilla casi como en una función continuada. Y pese al cansancio de la larga jornada, los chicos continuaron con charlas y travesuras en las carpas hasta entrada la madrugada.

El domingo amaneció con vientos fuertes, que hicieron que ambas categorías corrieran por la mañana sus regatas dentro de la bahía. Los más osados se adentraron al agua y atravesaron las dificultades de algunas tumbadas y otras complicaciones naturales de la condición climática, en lo que fue un gran aprendizaje.

Más tarde algunos padres tuvieron la suerte de navegar junto con sus hijos y luego fueron los entrenadores de todos los clubes los que compitieron en la regata más “picante” del fin de semana.

Todavía quedaba tiempo para unos últimos juegos en el agua para los chicos antes de dar cierre al encuentro con la premiación final.

Especial agradecimiento a los entrenadores y a la capitanía, que permitieron que los chicos pudieran tener esta gran experiencia, sentando bases para tener año a año una tropa aún mayor.

Sin dudas fue un fin de semana a pura diversión en un entorno natural hermoso no solo para ellos, sino también para las familias que participaron activamente y se organizaron para colaborar en las compras, cocina, armado de carpas y demás cuestiones necesarias, enfatizando sobre todo en el espíritu de camaradería que pregona el deporte.