Candy Céspedes, jugadora de Plantel Superior A, compartió con gran emoción sus sentimientos después del gran partido vivido el sábado en cancha de Banfield que las llevó al tan ansiado ascenso.
“No puedo, tengo hockey” creo que son las 4 palabras que más uso en mi día a día. Es difícil perderse cumpleaños, juntadas familiares, programas con amigos, acostarse tarde después de entrenar sabiendo que al día siguiente tenés que levantarte temprano, estar agotado pero así igual dejar todo en cada entrenamiento, a veces hasta abajo de la lluvia. Correr hasta sentir que las piernas no responden más, ver cómo la gente en febrero disfruta de estar tirado en la pileta mientras uno está corriendo con 40 grados abajo del sol, resignar viajes únicos porque no podés faltar a hockey y muchísimas cosas más que te pasan por elegir este deporte.
A veces pienso “cuánto más fácil sería mi vida sin hockey”, pero después pasan cosas como las del sábado. Terminó el partido y sólo me caían lágrimas de pensar que al final, todo ese esfuerzo valió la pena y el objetivo se cumplió. Que cada cosa que dejamos de lado fue un granito de arena sumado a poder poner la camiseta más linda del mundo un paso mas arriba. Gracias a Dios me toco ser de CUBA, donde los valores que se transmiten son poco comunes y hace que todo este sacrificio sea muy fácil de llevar con un equipo de amigas que defiende los mismos colores, tira para el mismo lado y se apoya la una en la otra.