Recuerdos de Tomás Casaubón, homenaje a su padre Juan Alfredo "Pinocho" Casaubón

El pasado 11/06 a los 91 años nos dejó un consocio que fue cabeza de tres generaciones de socios. Juan Alfredo “Pincho” Casaubon tuvo junto a su mujer, Beba Peltzer, once hijos, veintinueve nietos y una bisnieta. Sus hijos fueron todos consocios y también lo son la mayor parte de sus nietos. Casaubon fue una figura destacada de la Justicia Nacional y del ámbito docente universitario. Fue socio desde….., y socio vitalicio desde…..

Generosamente presentó una gran cantidad de socios y sus hijos lo recuerdan como un buen nadador y esmerado golfista.

Era algo habitual en Villa de Mayo y en Palermo el arribo de la Rambler Cross Country (1964) repleta con toda la familia para pasar un domingo al aire libre. Solía patearles penales a sus hijos más pequeños…Muchos socios lo estiman mucho por haber sido su maestro, su colega, su amigo, pero sobre todo por su caballerosidad y hombría de bien.

Más allá de su concentración en densos temas de la Filosofía y el Derecho, era aficionado al fútbol y entusiasta simpatizante de Boca Juniors. Su hijo menor, Javier, recuerda: “cuando íbamos a la Villa todos los más chicos y a las 18.00  teníamos que estar en el estacionamiento paraditos al lado del Rambler. Siempre subíamos pero nunca arrancábamos porque siempre faltaba uno y Papá –cansado pero empeñosamente- lo iba a buscar por todo el club.”

Otro hijo, Jorge, recuerda su saco escocés y su rostro bien tostado en Verano de Villa de Mayo en la que la familia Casaubon alquiló varias veces casas para temporadas. Teresita, en tanto, comenta: “siempre llevábamos la heladerita con sandwiches de pan lactal y la gaseosa de 1 litro en botella de vidrio para todos.

Nosotros moríamos por comprar una hamburguesa en el quincho ¡y 1 helado a Jerry! Pero Papá nos los compraba en ocasiones "especiales" porque éramos muchos y no daban las finanzas familiares.

Era un eximio nadador de "crowl" y hacía muchos largos en la pileta, en los momentos que dejaba de leer en la reposera. El mismo nos enseñaba en la pileta de Palermo o La Villa, como el mejor profesor, los detalles de la brazada, las piernas bien derechitas y la patada.

También nos hacía parar en el borde de la pileta y poniendo su brazo a la altura de nuestras rodillas, nos enseñaba a tirarnos de cabeza.”

Agradecemos a Tomás Casaubón, colaborador por muchos años de la

Revista "EL Club"  compartir estos recuerdos familiares con los socios de CUBA.